El CARNAVAL DE VENECIA es uno de los carnavales más característicos y antiguos del mundo. Sus orígenes se remontan al año 1094, cuando la Serenísima, se cree, para aliviar los malestares derivados de su rígido régimen, sobre todo, en las clases más humildes, decidió conceder un período de diversión y de ocio a sus ciudadanos.
Durante este período, que oficialmente duraba 6 semanas, empezaba después de Navidad y se prolongaba hasta el Miércoles de Cenizas aunque realmente empezaba en el mes de octubre, los venecianos dejaban a un lado trabajo y negocios y se dedicaban a pasárselo bien, a fiestas, espectáculos, burlas de toda clase, juegos de azar y de todo tipo en las plazas, en los teatros, en los cafés, en las casas particulares y en los palacios de toda Venecia. Venecia se convertía durante el carnaval en un gran escenario, en el que con las máscaras, los colores y los juegos se representaba la alegría, la despreocupación y la trasgresión del pueblo veneciano.
Un elemento esencial y clave del Carnaval de Venezia era el “anonimato” que los ciudadanos conseguían con las máscaras y los disfraces. La persona disfrazada era irreconocible por lo que desaparecían las diferencias sociales y personales y cada ciudadano podía desempeñar el papel de la máscara que llevaba, podía desahogarse riéndose y denigrando a las autoridades y a la aristocracia, podía concederse perder grandes cantidades de dinero en el juego de azar sin ser reconocido y podía hacer cosas que su condición social y económica le hubiesen impedido.
Una de las máscaras características del Carnaval de Venecia es la Bauta. Es una máscara blanca completada con una capa negra, cuya forma levantada a nivel de la boca, permite beber y comer con ella puesta. Esta máscara se usaba también cuando no era carnaval en espectáculos teatrales o en fiestas o para cortejar sin darse a conocer. Otro disfraz típico era la Gnaga, usado por los hombres para disfrazarse de mujer, se usaba ropa común con una máscara de Gata, con un séquito de otros hombres vestidos de niños. Otro disfraz curioso era la Moretta, una máscara femenina, llamada también servetta muta porque estaba formada por una máscara de terciopelo fijada en la cara con un botón sujetado en la boca.