Centro histórico de Venecia

En esta ciudad mágica y majestuosa podrás admirar monumentos, iglesias, museos y edificios pero también respirar una atmósfera única en el mundo, paseando por calli, fondamenta, campi y campielli. Todos los rincones de Venecia desprenden una fascinación particular y merece la pena dedicar un poco de tiempo al descubrimiento de sus numerosas bellezas. De entre los lugares más fascinantes recordamos: Canal Grande, Puente de Rialto, Plaza San Marcos, Academia, Zattere, el antiguo Gueto Hebreo y la Salute. Las islas de Murano, Burano y Torcello, que pueden visitarse incluso en un día, son también muy fascinantes. VENECIA Se levanta sobre balsas apoyadas en palos hincados en el subsuelo, en plena laguna. Está compuesta por un centenar de islas a merced total de las mareas y de las corrientes. Las balsas antedichas constituyeron las bases de los edificios flotantes de hoy. Es normal preguntarse cómo Venecia puede seguir estando aún en pie. Pero Venecia es la ciudad del misterio, de la magia, la ciudad suspendida entre sueño y realidad, entre presente y pasado. Es rica en tesoros, en historia gloriosa y tradiciones y en ella aún perduran el lujo y el antiguo esplendor de la República de la Serenísima. Considerada una de las 25 maravillas del mundo, es definida como una ciudad única, por su particular conformación totalmente sumergida en el agua. Se define como la ciudad de los enamorados por su atmósfera encantada, fascinante incluso con niebla, pero es también la ciudad de la fantasía, de la alegría y de la despreocupación, la ciudad de otro tiempo, donde el tiempo parece haberse detenido para no perder ni olvidar todo su patrimonio histórico y artístico. Cada rincón es arte, perteneciente a estilos y épocas diferentes, gótico, bizantino y renacentista, cada rincón desprende autenticidad y tradición. Por ello además de visitar las grandes obras, es bonito también perderse en Venecia, entre sus itinerarios característicos, sus calli y campielli, y pararse en algún pintoresco “Bacaro” para degustar los clásicos “cicchetti veneziani” con un buen vaso de vino y conocer a algún veneciano de pura casta.